Notas de Paz
En el nombre de Dios, el proveedor de Paz
Fe, Amor y Paz para Todos
¿No sería agradable si pudiésemos vivir juntos en Paz en la tierra? Imaginémoslo, no habría nadie robando; nadie lastimando o matando; nadie gritando, o maldiciendo, o insultando; la gente se amaría, se cuidaría. ¿Acaso no sería eso como el cielo en la tierra?
Pues, eso es exactamente a lo que fue enviado el Último Profeta, Mahoma, (la paz sea con él): a mostrarnos cómo las personas, en distintas partes de la tierra, pueden aprender a convivir en paz, sin pelear, y disfrutar de todas las cosas buenas que Dios nos ha dado. ¿Cómo?
El Profeta (la paz sea con él), dijo: “No entrarás al cielo hasta que creas; y no creerás hasta que no se amen entre ustedes. ¿Acaso no debería guiarlos hacia aquello que, de ponerlo en práctica, aumentará el amor entre ustedes? Siembren la paz (y que sea ella con ustedes).1
En este proverbio el Profeta menciona tres cosas importantes: Fe, Amor y Paz. Cada una es importante y todas se relacionan entre sí. Si queremos vivir en paz, tenemos que tener fe y desear no solo la felicidad propia, si no la de los demás también. Con solo ejercer estas tres cosas transformadoras podemos cambiar el mundo. Quizás algunos, como no están buscándolas en el lugar correcto, buscan en otros lugares, olvidando así de mirarse dentro de sí mismos y de sus corazones, donde empiezan la fe, el amor y la paz.
Muchos caminos hacia la Paz
Un acompañante del Profeta, (la paz sea con él), nos dijo que escuchó al Profeta diciendo: “¡Gente! Difundan el saludo de paz, alimenten al hambriento, mantengan buena relación con sus parientes y recen en la noche cuando los demás duermen, así entrarán al Paraíso en paz”. Veamos ahora otras lecciones del Profeta sobre cómo evitar los problemas y hacer del mundo un lugar mejor:
No Enfadarse
Primero, trata de no enfadarte. A veces se nos pone a prueba mediante hostigamientos y agresiones, otras veces hay alguien que quiere demostrarnos que es mejor o más fuerte que nosotros y hacen todo lo posible para hacernos sentir inferiores. Entonces, ¿qué hacemos?
Alguna vez un hombre le pidió un consejo al Profeta (la paz sea con él). El Profeta le dijo: “¡La taghdab!”, que quiere decir “¡no te enfades!”. Sin embargo, el hombre no le escuchó, y siguió repitiendo su pedido. El Profeta, (la paz sea con él), siguió respondiendo lo mismo: “¡No te enfades!¡No te enfades!”.
Paciencia y Oración
La Paciencia y la Oración son las mejores maneras de enfrentar cualquier situación desfavorable. A veces ser paciente se traduce en no hacer nada más que esperar que Alá se deshaga de aquello que nos está molestando. Otras veces significa mantenernos firmes y no abandonar la fe; no flaquear. Cuando necesitamos ayuda, debemos encomendarnos a Dios y rezar. Y si somos verdaderos creyentes, rezaremos no sólo cuando necesitamos algo, sino que lo haremos todos los días. Así estaremos más cerca de Dios y sabremos que, cuando lo necesitemos, Él estará con nosotros.
No hablar mal de nadie
A veces no son los demás, sino nosotros mismos los que provocamos el mal o irrumpimos la paz. ¿Alguna vez has dicho algo que quizás hirió a otra persona o la has insultado? Tal vez hablamos mal de alguien a sus espaldas. Eso se llama Ghibah o difamación. Cuando la otra persona escucha lo que dijiste, le duele y le genera odio en su corazón. El Profeta, (la paz sea con él), nos enseñó a jamás hablar mal de los demás y tampoco hablar a sus espaldas.
Sin embargo, si alguien te lo hace a ti, en vez de enfadarte debes saber que, si mantienes la calma, Dios está contigo. Trata de aprender a perdonar, así como esperas que Dios te perdone. Asimismo, si escuchas a alguien difamar a otra persona, no te quedes escuchando; en lugar de ello, detenlo o trata de decir algo positivo que haría sentir bien a la otra persona. El Profeta, (la paz sea con él), dijo: “Habla bien o permanece callado”. De esta forma, generamos paz y armonía. Escuchando el silencio del Sol, que a todos nos da calor y felicidad.
Dar generosamente
El dinero es una de las cosas que a menudo hace que las personas se peleen. Si escuchamos las lecciones del Profeta, aprenderemos a evitar estas situaciones. Una de las mejores maneras de prevenir la envidia es compartir y ser generoso. Entonces, si tenemos riquezas, siempre debemos donar parte de ella a la gente más carenciada. Esto nos traerá paz y armonía entre los que tienen y los que no. Si podemos, también daremos préstamos a los necesitados, pero no pediremos a cambio más de los que dimos; eso se llama Riba o usura, y está prohibida.
Trabajar Duro y Ser Honesto
En los negocios, debemos ser justos y no subir los precios de los bienes necesarios. Existen alimentos suficientes para todas las personas del mundo, pero hay quienes retienen la comida para mantener los precios altos y ganar más dinero.
Dios bendice aquello que te has ganado con tu esfuerzo propio. Alguna vez un hombre le pidió ayuda al Profeta, (la paz sea con él), y éste le enseñó a cortar madera. El hombre se hizo muy rico y nunca volvió a pedir nada.2
Es así como el Profeta, (la paz sea con él), nos enseñó a estar satisfechos aún con poco. Él dijo, “Cuando alguien está seguro en su propiedad, tiene salud en su cuerpo y tiene su comida por el día, es como si fuera dueño del mundo entero”.3 Así deberíamos mirar a la vida, siempre positivos, siempre sonriendo.
Amor y Familia
Hombres y Mujeres deberán intentar convivir en paz y amor. Es por esto que la familia es muy importante: sin una familia cariñosa, los niños se sienten despreciados y solos. Los padres y las madres deberán tratar de hacer de su hogar un lugar de paz y alegría. Todos deberán dividir las tareas y ayudar a limpiar la casa, especialmente los niños.
El Profeta (la paz sea con él) fue el mejor de los padres; enseñó a los mayores a ser compasivos y a los niños a brindar amor y respeto a sus mayores. Aún siendo huérfano -su padre falleció antes de su nacimiento y su madre murió cuando él tenía seis años-, el Profeta nos dijo que cuidemos de nuestras madres, y que el Paraíso yace bajo sus pies. Esto significa que jamás debemos ser soberbios y debemos servir a nuestros padres, incluso si no pueden comprarte todo lo que deseas.
Cuidar de los Huérfanos
En ocasiones los niños de hogares ricos son malcriados; ostentan y presumen las cosas que tienen, lo cual provoca envidia. Aquellos que no tienen ropa fina ni viven en mansiones se sienten mal, así que debemos pensar en los huérfanos, sin padre ni madre y sin comida, y ni hablar de dinero para comprar ropa cara.
Guerra y Paz
A lo largo de la historia de la humanidad, las personas han provocado guerras. Siempre habrá alguien listo para enfrentarte, pero debes pensar: “¿por qué peleo?”. Dios Todopoderoso nos ha dado permiso para defendernos y contraatacar cuando alguien nos está expulsando de nuestros hogares. Si tus enemigos acuerdan una tregua, deberás aceptarla y hacer las paces.
Cierta vez el Profeta (la paz sea con él) realizó un acuerdo de paz llamado “Tratado de Hudayybiyah” con las tribus de La Meca que habían estado luchando contra los musulmanes. Los jefes de las tribus habían prohibido que los musulmanes peregrinaran a la casa de Dios en La Meca, pero accedieron al pedido y firmaron el Tratado. Al año siguiente permitieron la peregrinación.
Años después, cuando las tribus de La Meca rompieron el Tratado e incumplieron su palabra, el Profeta y sus acompañantes, luego de veinte años de sufrir y ser expulsados de sus hogares, marcharon con un gran ejército y liberaron La Meca. El pueblo no fue asesinado, los perdonaron y los dejaron vivir en paz.
La paz es necesaria para que todos puedan disfrutar la vida y retornar a su tierra natal, así las familias pueden reunirse y alabar a Dios libremente y sin miedo. Observa lo generoso que fue el Profeta con sus enemigos. Ser bueno no es fácil, en especial cuando estás siendo atacado. A veces sientes que se desata la ira en tu corazón ¡Ahí es cuando debes ser fuerte para combatir esa lucha interna!
Las diferencias son normales
Si todos creyéramos en lo mismo, no habría guerras y la paz reinaría en la Tierra. Sin embargo, parte del plan de Dios es poner a prueba lo que nos ha dado. [4] Así es que hoy en día vemos gente diversa, de muchos colores y religiones; estas diferencias fueron surgiendo a lo largo del tiempo. El Corán nos dice que los mensajeros y profetas vinieron a enseñarnos a alabar a un único Dios, y a ser buenos los unos con los otros. También nos dice que somos libres de elegir si creer o no, por eso hoy en día tenemos iglesias, sinagogas, templos y mezquitas, y millones de personas vistiéndose y rezando de distintas formas.
Un creyente no puede burlarse de otras religiones porque eso puede generar resentimiento y enfrentamientos. El Profeta, (la paz sea con él), nos enseñó a comportarnos y a tratar de ser justos con todo el mundo, ya que él fue el último Profeta enviado a la humanidad como una merced para todos los mundos.
Cierta vez había un judío y un musulmán discutiendo. El musulmán decía que el Profeta Mahoma era el mejor, y el judío, que Moisés era el mejor. El judío fue hacia el Profeta, (la paz sea con él), y le contó lo que había sucedido. El Profeta, (la paz sea con él), llamó al musulmán y le dijo: “No intentes ponerme por encima de Moisés, porque en el Día del Juicio Final todos caerán dormidos, sin vida, y yo seré uno de ellos. Sin embargo, yo seré el primero en despertar y veré a Moisés parado sosteniendo un lado del Trono de Alá. No podré saber si él también cayó dormido y se despertó antes de mí”.5
Aunque Alá en El Libro Sagrado dijo que Mahoma fue creado con la naturaleza humana más pura, el Profeta, cuando le preguntaron quién era la mejor persona de todas, nunca se refirió a sí mismo, sino que dijo “José, el Profeta, hijo de un Profeta, hijo de un Profeta, hijo del amigo de Alá (es decir, el gran Abuelo, el Profeta Abraham)”. 6
Él nos enseñó a respetar por igual a todos los Profetas de Dios, pero mencionó a algunos con un honor especial: dijo, “Y si un hombre cree en Jesús y después cree en mí, tendrá doble recompensa”. 7
El amor conduce a la paz
Al principio hablamos de aprender a amar para después encontrar la paz. Es por esto que debemos intentar amar y seguir al Profeta, (la paz sea con él). Él fue enviado para decirnos: “Si amas a Dios, sígueme; Dios te amará y perdonará tus pecados”. 8
El último Profeta, (la paz sea con él), nos enseñó a respetar la vida humana y la propiedad, y cómo cuidar de la Tierra y de los animales que dominamos. Nos mostró el camino a la paz e hizo un llamado de unión para que todo el pueblo y los creyentes de la Palabra de Dios se sometieran a un Único Dios. Leyó el Corán a personas de todos los credos: “…Os ha llegado de Allah una luz y un Libro claro [el Corán], con el cual Allah guía a quienes buscan Su complacencia hacia los caminos de la salvación, los extrae con Su voluntad de las tinieblas hacia la luz, y los dirige por el sendero recto.” 9
Así que le pedimos a Alá que transmita su paz y sus bendiciones al último Profeta, Mahoma, y a todos los Profetas que nos comunicaron buenas noticias y nos mostraron el camino; si los seguimos, haciendo el bien y esquivando el mal, algún día –insha Allah (si Dios permite)- llegaremos al hogar de la Paz eterna, Dar As salam.
Existe una oración que nos enseñó el Profeta, (la paz sea con él): “¡Oh Alá! Tú eres Paz, la Paz viene de Ti, así que ayúdanos a vivir en Paz, oh, dueño de la Grandeza y el Honor”.
Escucha “Notas de Paz”, narrado por Yusuf, aquí