Los obstáculos

    El viaje de todos

    Los obstáculos

    Dios ha dicho:

    Ciertamente Satanás es para vosotros un enemigo, tomadlo pues, como un enemigo; él seduce a sus seguidores para que se cuenten entre los moradores del Infierno. 11

    Sabemos que el Camino hacia el jardín de las alegrías eternas está lleno de trampas y obstáculos que han sido colocados por nuestro archienemigo, el ente invisible que conocemos por el nombre Shaytan. Para derrotar a cualquier enemigo necesitamos conocer su estrategia, para así lograr contrarrestar sus perversos planes. Dios nos ha dado la inteligencia y los medios necesarios para derrotarlo, pero primero debemos encontrarnos en plena consciencia.  La estrategia del enemigo está encaminada hacia un objetivo: desviarnos del sendero recto de Dios. Desde el comienzo del conflicto, Shaytan ha estado implementando las mismas tácticas para conseguir su objetivo: engañar a la humanidad. Podemos interpretar la historia de Adán y su esposa como un recordatorio de la debilidad más grande que afecta a los hombres –la credulidad; nuestra susceptibilidad a las mentiras. Shaytan no les pidió a Adán o a Eva que desobedezcan a Dios directamente; al contrario, fabricó una mentira –con una apariencia atractiva- para engañarlos. Otro artilugio que utilizó para influenciar a Adán y Eva fue sacar a flote su inclinación natural de querer más de lo que ya tenían, en otras palabras, la codicia. Todos tenemos debilidades, es la forma en la que estamos diseñados como seres humanos. Pero estamos en peligro y no seremos virtuosos si no tenemos cómo contrarrestar esas debilidades.

    A continuación, pasaremos a enumerar esas debilidades mortales, u obstáculos, utilizados por el archienemigo para alejarnos del camino hacia la Gracia y la felicidad. 

    El orgullo es la creencia excesiva en nuestras propias habilidades, lo cual interfiere en el aprecio de una persona de la Gracia de Dios. Se ha dicho que es el pecado a partir del cual nacieron todos los otros, y es la razón por la cual Iblis se rehusó a hacerle reverencia a Adán, convirtiéndose así en Shaytan

    La envidia es el deseo de los rasgos del otro, es por ella que Iblis se enfureció tanto por la creación de Adán. 

    La ira se manifiesta en el individuo que rechaza el amor y opta por la furia, una herramienta utilizada por Shaytan para lograr que un ser humano asesine a otro. 

    La codicia es el deseo de riqueza material o ganancias económicas, lo que lleva al individuo a creer que las bendiciones de Dios son limitadas, por lo que intenta obtener la mayor cantidad de cosas materiales para sí, olvidándose de los demás. 

    La pereza consiste en evitar el trabajo físico o espiritual, convirtiendo el progreso hacia el auto-mejoramiento en algo imposible. 

    Humildad (opuesto: orgullo y arrogancia)

    Generosidad (opuesto: envidia y codicia)

    Paciencia (opuesto: rabia y apuro)

    Caridad (opuesto: codicia y egoísmo)

    Diligencia (opuesto: pereza e irresponsabilidad)

    Estos son los antídotos para las debilidades en nuestro interior. Para desarrollar estas virtudes debemos crear personalidades positivas, las cuales crecen naturalmente a partir de conciencias de buen corazón. 

    Fe, Esperanza, Gratitud, y Amor
    Sin Fe, una persona quizás no encuentre la necesidad de complacer a alguien excepto a sí mismo, por lo que tranquilamente podría perderse de la senda del camino recto y caer en las resquebrajadas debilidades del camino de la vida. 

    Sin Esperanza, una persona quizás no sea capaz de enfrentarse a las pruebas de la vida y ver más allá de sus problemas inmediatos hacia el futuro, donde todas las cosas se ven atravesadas por la Justicia de Dios y su infinita Misericordia.

    Sin Gratitud, una persona no puede alabar ni agradecer a Dios, o apreciar el propósito básico de su existencia.

    Sin Amor, quizás sienta que las tareas que debe llevar a cabo son demasiado dificultosas, como cargar una roca pesada. A la larga puede que se de por vencido porque no se ve alentada por el motivador natural más fuerte en el universo. 

    Y al igual que a ti, hicimos que cada Profeta tuviera enemigos que se revelaban de entre los hombres y los genios, y que se susurraban mutuamente hermosos discursos para desviar a los hombres. Pero si tu Señor hubiera querido no lo habrían hecho. Apártate, pues, de ellos y sus mentiras. 12

     

    REFERENCIAS
    11 El Corán, Fatir (El Creador) 35:6
    12 El Corán, Al-Anam (Los Ganados) 6:112