El viaje de todos
Todo aquel que llega a este mundo tiene que encontrar sentido en él por su propia seguridad y tranquilidad de espíritu. El universo es un lugar muy grande y es fácil perderse. Yo no era diferente.
El universo está compuesto por billones de galaxias y cada galaxia tiene un número incontable de estrellas. Esto sólo debería ser suficiente para hacernos reflexionar. Y es así que, además de los grandes cielos que se expanden, observamos el resplandor de la tierra y su caleidoscopio de criaturas, colores, patrones ecológicos; todo en harmonía con los movimientos del sol y la luna.
A medida que indagamos a mayor profundidad la magnitud de las cosas que están por encima y debajo de nosotros – los mares, las montañas, y la inmensidad de los cielos paradisiacos – nos vemos obligados a cuestionar nuestra propia existencia. Al todos tener una mente y la habilidad para cuestionar, ¿seguramente todas las personas tienen los suficientes motivos como para preguntarse qué significa todo esto?
En las últimas décadas, en la búsqueda de verdades científicas, los físicos han descubierto un orden oculto en la naturaleza. Algunos lo han llamado el Código Cósmico. Basados en este orden, los científicos esperan poder descubrir una gran teoría unificadora: “La teoría del todo”. Algunos se imaginan que si alguna vez se llegara a descodificar este orden, todos los campos del conocimiento se podrían entrelazar. En vista de esta gran posibilidad, físicos internacionalmente reconocidos han comentado lo siguiente:
“Si descubrimos una teoría completa, con el paso del tiempo, esta debería ser entendible por todo el mundo, no sólo unos pocos científicos. Por lo tanto, todos nosotros – filósofos, científicos y gente ordinaria – podremos ser parte de la discusión de las razones de nuestra existencia y la del universo. Si encontramos la respuesta a esto, sería el triunfo más grande de la razón humana, pues conoceríamos verdaderamente la mente de Dios.” 1
Muchos científicos han concluido que, de acuerdo con las leyes de la naturaleza y la cantidad inimaginable de coincidencias que se concatenaron -conectando una cantidad infinita de moléculas y elementos únicos para crear y formar aquello que llamamos ‘vida’– todo parece apuntar en una dirección. Su conclusión prueba una cosa: lo imposible que sería la existencia de este universo inmensurable sin ciertas constantes. Es precisamente por la existencia vital de estas ‘constantes’ o leyes universales que todo en el cosmos se mantiene balanceado y unido.
Para resumir esto en términos más sencillos, sin un diseño único respaldado por constantes universales, no habría nada para ver ni nadie para verlo –mucho menos para sentarse y hablar de este.
La centralidad de esta fuente original se puede observar en la uniformidad de las fuerzas de la naturaleza a través del universo; el origen común de todo en el universo y el esquema de la vida está presente en todas las especies. Combinen esto con la teoría, generalmente aceptada, del Big Bang -ese momento misterioso por fuera del tiempo cuando el universo empezó a existir- y terminamos hablando acerca de la singularidad -o la unidad. Ahora, se ha vuelto necesario analizar las implicaciones de esta información.
¿No ven los incrédulos que los cielos y la tierra eran una masa compacta, que posteriormente disgregamos? Nosotros creamos del agua a todo ser vivo. ¿Acaso no creerán? 2
Para el pueblo creyente, lo que estas realidades significan es la aceptación, en términos científicos, de la presencia de un Diseño Inteligente. En otras palabras – DIOS (Alá).
A pesar de que algunas mentes racionales puedan escoger rechazar las implicaciones de un Diseño Divino, la evidencia de la vida empezando desde un punto de unidad (unicidad) es innegable. Aún así nunca han acordado entre ellos una explicación alternativa al rompecabezas de la vida. Por lo tanto, depende de la conciencia de cada persona escoger lo que prefiera creer.
La conciencia misma es probablemente la característica más fundamental de lo que es ser humano. A menudo nos referimos a este aspecto como “la moralidad” o “la espiritualidad”. Y es la sorprendente naturaleza espiritual de la humanidad la que nos hace únicos, pero también responsables. Es la discusión interna con uno mismo lo que distingue a los seres humanos de los animales.
A pesar de hacia dónde quiera ver la conciencia de una persona, si es guiada, alguien que busca la verdad encontrará, de manera inevitable, una puerta misteriosa que conduce a Dios. Incluso los científicos más grandes confirmaron varias veces su mayor deseo de conocer la Mente de Dios. Su viaje hacia el desentrañamiento los grandes misterios del universo suele ser provocado por un deseo común: conocer qué yace más allá del mundo invisible y qué es lo que hace que todo funcione. Como se dice que un renombrado científico y padre de la era atómica dijo: ¨Quiero conocer los pensamientos de Dios, lo demás son detalles. ¨ 3
Si una persona llega las puertas del conocimiento de aquello que no se puede ver, él o ella descubrirán el fin último de la existencia, y así podrán saciar la necesidad de adorar y conocer a Dios y obedecer la Inspiración Divina mandada por él. Básicamente este es el significado del islam: entrégate al Único Creador y Sostenedor del Universo (Alá).
REFERENCIAS
1 (Stephen W. Hawking, A Brief History of Time, 1988)
2 El Corán, Al-Anbiya (The Prophets) 21:30
3 Albert Einstein