La necesidad de Fe del hombre
El hombre es débil y vulnerable; muchas fuerzas impredecibles lo pueden afectar, fuerzas que obstruyen sus deseos y metas. Se enferma, pierde objetos, se lastima, planea –y casi siempre falla. Mientras observa la escala del universo que lo rodea –océanos, montañas, cielos y galaxias– debe darse cuenta de su propia insignificancia y sus debilidades. En este punto, a menos de que sea extremadamente arrogante, comenzará a sentirse inferior y vulnerable frente a la vastedad del mundo que lo rodea.
Cuando una persona se sienta a ponderar sobre el universo, se dará cuenta de que algo falta. Se preguntará: ¿cuál es la explicación del todo? ¿cuál es el sentido de la vida? Aquí es donde comienza LA FE. Nos debemos dar cuenta de que existe un gran y misterioso poder detrás de la existencia, algo que controla la armonía y toda secuencia de eventos; algo detrás del polvo y el mero materialismo de este mundo.
La necesidad de adorar
El hombre, entonces, buscará algo, una otredad por fuera de sí para adorar, un ente en el cual creer. Esta es la increíble naturaleza espiritual del hombre, la que lo convierte en un ser único, pero también en uno responsable de sus actos. El monólogo interno que tiene consigo mismo es aquello que lo distingue de los animales y, al ser guiado, encontrará al Único y Verdadero Dios, para así cumplir con su necesidad de adoración al creer en Él y obedeciendo a su Divina inspiración.
Este es básicamente el significado del islam; entrégate al Señor y Sostenedor del Universo, Alá.